El 99% de los cultivos de palma de aceite en Colombia están libres de deforestación

El 99% de la palmicultura en Colombia está libre de deforestación, según un monitoreo satelital realizado por una empresa internacional que se llama Satelligence y que hizo un trabajo histórico para Fedepalma desde 2011 hasta la fecha.

Según Andrés Felipe García, Director de Planeación Sectorial y Desarrollo Sostenible de Fedepalma, la no deforestación es un compromiso ineludible del sector palmero y por eso el gremio contrató este monitoreo con una firma externa, lo cual permite dar tranquilidad sobre sus resultados para los mercados internacionales.

Cabe recordar que la Unión Europea pondrá en marcha una nueva política a partir de 2025 en la que no permitirá la importación de algunos productos si provienen de países que practican la deforestación, por lo que esta especie de auditoría internacional de la firma Satelligence es una garantía.

Hasta el momento la información que se tenía era la del Ideam que es muy positiva, pero con un rezago significativo porque los datos más recientes de los que se dispone son del año 2020, lo que permite tener una foto buena hacia atrás, pero no facilita tomar decisiones oportunas, indicó García.

Añadió que esto es una condición distinta al resto de la palma de aceite en el mundo y hasta de los demás cultivos en Colombia que aunque no son responsables de toda la deforestación que existe, sí presentan problemas.

Igualmente, recordó que desde Fedepalma se desarrollaron los diez principios del aceite de palma sostenible que comprenden temas económicos, ambientales y sociales y esos principios se transformaron en prácticas que son las que nutren el Índice de Sostenibilidad que se mide en campo desde hace un par de años y en esta cuenta ya van más de 4.000 productores medidos.

Estos principios sustentan la Norma APS Colombia que es nuestra carta de presentación ante el mundo como productor de un aceite 100% sostenible. El trabajo se hizo con el Icontec que transformó el Índice en normas técnicas de empresa, cultivo y planta de beneficio y es quien actualmente está certificando a los palmicultores.

La afinidad del estándar de Fedepalma con el de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés) es de 80%, es decir, es algo serio y que busca el cumplimiento de la regulación nacional y de las normas internacionales.

La sostenibilidad tiene el triple enfoque de lo económico, lo social y lo ambiental y para ello se ha desarrollado el Índice de Sosteniblidad que permite diferenciarse en los mercados y que los aceites sean reconocidos por sus atributos de sostenibilidad. Esto llevó, además, a la conformación de la Corporación de Aceite de Palma Sostenible de Colombia (APSColombia) y la marca de aceite de palma sostenible, con la cual se busca darle visibilidad al esfuerzo de los palmicultores a través de un sello propio y estándares que permiten demostrar que la promesa de sostenibilidad es cierta y que tiene una forma de demostrarse, en este caso en alianza con el Icontec.

 

Asistencia técnica

Entre tanto, Jorge Alonso Beltrán, Director de Extensión de Cenipalma, manifestó que el tema ambiental y social viene creciendo rápidamente y los productores los están manejando por convicción, dado que sienten que es una gran necesidad.

El énfasis más fuerte en extensión en Cenipalma ha sido la aplicación de esas mejores prácticas que lleven a una mayor productividad en todas las zonas. En 2012 se inició un proyecto denominado cerrar brechas de productividad y eso ha sido un trabajo que ha evolucionado mucho y que ha tenido buenos resultados.

El modelo de transferencia implementado ha sido contar con productores referentes, empleando tecnologías aplicables por ellos como por ejemplo hacer uso eficiente del agua, aplicar biomasa para disminuir la fertilización, establecer coberturas con leguminosas, etc. Ese productor está alrededor de muchos otros y es el espejo para lograr la adopción de tecnología y mejoramiento en productividad. A esto se agrega lo ambiental y lo social.

Cuando se tenían los recursos del Incentivo a la Asistencia Técnica del Ministerio de Agricultura y se trabajaba con los núcleos palmeros, se crecía en personal para realizar esas actividades, pero cuando no había los recursos, se reducía el personal y así se frenaba el impulso de la asistencia que se brindaba.

Sin embargo, en 2019, a raíz de las dificultades, los palmicultores decidieron fortalecer la prestación de servicios de asistencia técnica. Con esos recursos se elaboró un plan estratégico donde se establecen características de los proveedores, las brechas que tienen, las opciones para mejorar y el costo/beneficio, y cada año se hace un plan operativo donde se priorizan las necesidades de los palmicultores.

Con dichos recursos se han podido fortalecer y mantener los equipos prestadores de servicios en el país. Se tienen 70 núcleos y de ellos 50 están cubiertos con estos recursos para fortalecer la asistencia técnica.

Se llevan tres años de trabajo y el efecto en 120.000 hectáreas con casi 2.400 productores, es una tonelada de racimo adicional de fruta fresca por hectárea lo cual representa US$24,5 millones y cuando se mira la inversión se ve que hay un beneficio/costo muy alto en términos de productividad, lo cual justifica estas acciones.

 

Reduciendo la huella de carbono

Por su parte, Nidia Ramírez, Líder de Biorefinería y Sostenibilidad de Cenipalma, manifestó que se trabaja en la reducción de la huella de carbono de la producción del aceite de palma y se han desarrollado dos estudios en los cuales se ha podido recolectar información real del sector y cómo esto se refleja en las emisiones de gases de efecto invernadero y en las absorciones de carbono que tiene el cultivo.

Dentro de estas emisiones se resalta que las generadas en el tratamiento de aguas residuales asociadas al metano son las que más impactan, con cerca de 35% de la huella de carbono, seguidas de la fertilización química, y el uso de combustibles fósiles.

Desde Cenipalma se trabaja en prácticas bajas en carbono para que todas las plantaciones y plantas de beneficio puedan contribuir a la reducción de estas emisiones y disminuir la huella de carbono. Para ello se busca que en el sector se impulse el carpado de las lagunas y aunque puede implicar una inversión alta, se gestionan todas las estrategias para ver cómo se puede usar ese biogás tanto para la generación de energía como para la de vapor, bien sea para uso interno de las mismas empresas o para subirla a la red nacional.

También se está generando una estrategia para hacer limpieza de ese biogás, concentrarlo, volverlo más de 95% biometano para utilizarlo en el transporte interno de las mismas plantaciones.

En cuanto a las emisiones asociadas a la fertilización química, se tiene identificado que lo que más produce emisiones son los productos con fuentes de nitrógeno y por ello se están haciendo gestiones para evaluar la eficiencia del uso de fertilizantes de lenta liberación y de esta manera contribuir a que el cultivo se beneficie en su nutrición.

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